jueves, 5 de marzo de 2015

LA SUERTE DE SER VOLUNTARIO/A

El voluntariado es principalmente una aptitud ante la vida, una manera ver la vida y elegir hacer algo por los demás dentro de un orden, unas reglas y dentro de una entidad, pero al mismo tiempo te hace crecer, aprender y distinguir entre las cosas que suceden a tu alrededor, cuales son importantes y cuales, no.

De todo lo que nos rodea, lo más importante son la personas, son ellas las que día a día nos influyen de alguna forma para que vayamos recorriendo nuestro camino a lo largo de nuestra vida.  Y en el voluntariado, abundan personas de todo tipo y condición, pero hay un tipo de ellas, que destaca por número y perfil sobre el resto,  son “La Buena Gente”. Este tipo, es más fácil de encontrar en este microcosmos que en otros, aunque existe en todos lados.  Cada persona con la que te relacionas, deja su huella en ti, a veces en el ojo, otras en forma de pisotón y otras en el corazón. Muchas veces ni lo notas.  Todo esto viene al hilo, porque hoy, una compañera, Ángelita, va a ser distinguida con el premio Cristobalina Fernández, por su labor por los demás. Y me sirve este premio, como escusa para que no me regañe por hablar de ella. 
Cuando yo llegué al voluntariado, Ángelita ya estaba ahí desde hacía muchos años, pues empezó muy joven, gracias a la educación que recibió de sus padres. Pero no me quiero centrar en su historia, pues sería muy largo de escribir y yo hace pocos años que la conozco. Prefiero centrarme en lo que a mí como voluntario/a, que un día tuve la suerte de cruzarme en su camino me ha aportado.
Cuantas veces estamos delante del televisor y vemos niños y niñas en algún lugar de África, muriendo de hambre y permanecemos impávidos como si “la cosa” no importase. Nosotros, solo vemos las imágenes de niños, pero Ángelita, ve sus nombres, los conoce, se preocupa, llama a Goumbou y pregunta que necesitan, sabe si están bien o mal. Cuando se entera de lo que necesitan, no para hasta conseguir ayudarles. Ha ido a visitarles, abrazarles y decirles directamente a los ojos, que aquí, en Antequera, a 4151Km de distancia, hay alguien que les quiere.
Un día hablando con ella, me contaba…”Ayer llamé a Goumbou y una de las niñas que estaba ayudando en sus estudios, ha tenido que dejarlos porque su padre ha decidido casarla y estoy muy preocupada por ella, porque se, que ella quiere seguir estudiando. No he pegado ojo en toda la noche”.
Me he preguntado: ¿Cuántos niños habrá podido salvar Ángeles con su labor? ¿Cuántos niños habrás salvado de morir de hambre o de enfermedades? ¿Cuántas familias habrán comido? ¿Cuántos niños pueden estudiar hoy gracias a ella a 4151 km? Todas estas preguntas, no tienen respuesta, pues ni se sabe, ni se sabrá y tampoco importan, y mucho menos a ella.

Soy consciente, de que detrás de Ángelita, hay una organización, pero también es cierto que las organizaciones están formadas por personas y que a cada una de ellas le corresponde un porcentaje de la labor de la organización mayor o menor, en función de su implicación en ella y a ese concretamente, es al que me refiero.
Bueno centrándome en el tema, lo que a mí me importa, es lo que veo, siento y escucho de Ángelita, es decir: Lo cabezona que es cuando quiere conseguir algo, siempre para los demás, las veces que me anima cuando me ve decaído/a, el estar siempre disponible para ayudar en lo que sea, el respeto, la educación y sobre todo, su compromiso, su sencillez, su tranquilidad. Todo eso que veo, es lo que me sirve a mí para crecer como persona y elegir qué cosas son importantes en mi vida y cuáles no.
Por eso, nos da mucha alegría cuando alguien de fuera del “microcosmos del voluntariado” se ha fijado en Ángelita por su labor y compromiso hacia los demás, ya que a nosotros que la vemos casi todos los días, la timidez, nos impide decirle estas cosas, además de que como dije antes, nos regañaría por ello.


FELICIDADES ÁNGELITA.

GRACIAS, ÁNGELITA.

No voy a firmar este escrito, porque, (aunque se, que nos vas a pillar), tendrían que firmarlo mucha, mucha gente que cuando lo lea, se verá reflejado/a en las palabras, y porque no habría espacio suficiente, si todas las personas a las que has ayudado, estamparan la huella que tú has dejado en sus corazones.